Por Alexandra Gedrose (EE.UU)
Los psicólogos saben que hay que tener cuidado a la hora de hurgar en la mente humana, ya que nunca se puede saber que se puede encontrar. Una serie de experimentos psicológicos en los últimos años han arrojado conclusiones aterradoras acerca de ésto.
Y no, no estamos hablando de algún psicópata que aparece de vez en cuando. No, estamos hablando de vos. Los experimentos hablan por sí solos:
#5. El experimento de Conformidad de Asch (1953)

La idea: Solomon Asch quería ejecutar una serie de estudios que permitan documentar el poder de la conformidad, con el fin demostrar como una persona, al ver la diferencia entre su opinión y la de la masa, la cambia para concordar con el resto.
A los sujetos se les dijo que estarían participando en un examen de la vista, junto con un puñado de personas. A los participantes se les mostraron fotografías, e individualmente se les hicieron preguntas muy simples y obvias. La idea era de que las todas las personas en la habitación no eran realmente sujetos de estudio, sino que sabían todo acerca del experimento, y se les pidió dar respuestas obviamente equivocadas de manera de poder ver si el sujeto iba en contra de la multitud, aún si la misma estaba claramente equivocada.
El resultado: las preguntas que se pedían eran de éste estilo:
Todo lo que tenían que hacer era decir qué linea de la derecha se repetía en la izquierda.
Como se puede ver, Asch no estaba pidiendo algo como construir una estación espacial... Realmente, la única manera de responder honestamente mal a esa pregunta era si habían tomando dos dosis de LSD a la mañana fortando el tripi directamente en los ojos (lo cual hubiera hecho el experimento mas interesante, pero nos estamos yendo por las ramas...)
Sin embargo, lamentablemente el 32 por ciento de los sujetos dio la respuesta equivocada al ver que al menos tres personas mas en la sala hicieron lo mismo. Incluso cuando las líneas tenían una clara diferecia respecto de la que se debía seleccionar. Uno de cada tres hubiera seguido al grupo en caída libre por el precipicio proverbial...
Qué dice esto sobre uno?: Imaginate lo que aumenta ese 32 por ciento cuando las respuestas no son tan fáciles de responder? Tendemos a reir con el grupo aún cuando no entendimos el chiste, o dudamos de nuestra opinión cuando nos damos cuenta de que es impopular en un grupo... Cuanto se deberían valorar esas lecturas que daban en la primaria acerca de la presion social y "ser lo suficiente valiente como para ser nosotros mismos" ..
"Bueno, entonces está bien que yo sea un rebelde y no un conformista" dirán muchos de ustedes. Por supuesto, para todos ustedes, el siguiente paso es averiguar lo que los otros no-conformistas están haciendo ...
...y asegurarte de que te convence aún mas...
#4. El experimento del Buen Samaritano (1973)

La idea: La historia bíblica del buen samaritano, por si no la conocías, se trata de un samaritano que andaba por ahi ayudando hombres heridos y en necesidad, y todo tipo de buenas acciones farisáicas...
Los psicólogos John Darley y C. Daniel Batson quisieron probar si la religión tenía algún efecto sobre el comportamiento solidario.
Sus sujetos fueron un grupo de estudiantes de un seminario. A la mitad de los estudiantes se les contó la historia del Buen Samaritano y se les pidió que realicen un sermón acerca de la misma en otro edificio. A la otra mitad se les pidió dar una charla acerca de las oportunidades de empleo en un seminario.
Como un toque adicional, a los sujetos se les dio diferentes horarios para pronunciar los sermones, de modo quealgunos se tuvieran que apurar y otros no.
En el camino hacia el edificio, los sujetos pasaron a una persona que había tropezado en un callejón, y que parecía necesitar ayuda. Nos gusta pensar que Darley y Batson le dieron una paliza a un tipo de azar para que sea más realista, pero las fuentes dicen lo contrario..
El resultado: Los sujetos que habían estado estudiando la historia del Buen Samaritano no se detuvieron tanto como los que prepararon el discurso sobre las oportunidades de empleo. El factor que parecía realmente hacer una diferencia es la cantidad de prisa que los estudiantes tenían.
De hecho, si el tiempo apremiaba, sólo el 10 por ciento ofrecería alguna ayuda, incluso cuando estaban por dar un sermón acerca de lo maravilloso que es para las personas a detenerse y ser solidario. Aunque para ser justos con ellos, si llegaran tarde a una clase ¿el profesor aceptaría una excusa como "Tuve que parar en la calle para ayudar a un viajero herido"? Probablemente no, a menos que se pudieras mostrar la remera manchada de sangre del tipo como evidencia..
Qué dice ésto sobre uno?: A pesar de que nos gusta mucho burlarnos de lo hipócritas que suelen ser algunos congresistas...
... la verdad es que nosotros tenemos tantas probabilidades de ser hipócritas como los políticos. Después de todo, es mucho más fácil hablar con una sala llena de gente sobre intentar ayudar a los extranjeros que, por ejemplo, de tocar un maloliente y sangrado hombre sin hogar. Así que señalar la hipocresía ajena, se estaría volviendo una manera de señalar la propia hipocresía...
Y en el caso de que pensaras que estos resultados se limitan sólo a los hipócritas estudiantes del seminario, prendé el noticiero. Se acuerdan de hace unos años, cuando las cámaras capturaron al menos a una docena de coches negandose a detenerse por una mujer herida tirada en el camino?
#3. Experimento del Espectador Apático (1968)

La idea: Cuando una mujer fue asesinada en 1964, los periódicos decían que 38 personas habían oído y visto el ataque, pero que nadie hizo nada. John Darley y Bibb Latané querían saber si el hecho de que estas personas estaban en un grupo grande tuvo algo que ver con el que nadie haya pedido ayuda.
Los dos psicólogos invitaron voluntarios a participar en un debate. Alegaron que debido a que el debate sería respecto a temas muy personales (como el tamaño de sus genitales o algo así), los individuos serían separados en diferentes habitaciones y hablarían unos con otros mediante un intercomunicador.
Durante la conversación, uno de los miembros fingiría un ataque de epilepsia, que podría ser escuchado en los altavoces. No estamos completamente seguros de cómo se entendía por el intercomunicador que lo que estaba ocurriendo era un ataque, pero asumimos que las palabras "Wow, estoy seguro de que lo que estoy sufriendo es un ataque epiléptico" fueron pronunciadas...
El resultado: Creyendo que eran las únicas personas en el debate, el 85 por ciento de los sujetos fueron lo suficientemente heróicos como para salir de la habitación y buscar ayuda una vez que el otro comenzó la actuación de la epilepsia. Esto tiene sentido. Tener una conversación muy personal (una vez más presumiblemente sobre los genitales pequeños) con otra persona es bastante difícil, pero el ser forzados a seguir para continuar la conversación con si mismos es simplemente triste. Pero de cualquier manera, el 85 por ciento ayudó. Así que eso es bueno, ¿verdad?
Bueno, esto no fue todo. Cuando el experimento fue alterado de manera que los sujetos creyeron que otras cuatro personas estaban en el debate, sólo el 31 por ciento fue a buscar ayuda una vez que la crisis comenzó. El resto supuso que otra persona se haría cargo de ella. Así que la frase, "cuanto más, mejor" de alguna manera se pierde en la traducción ya que la expresión correcta debería ser, "cuanto más, más probabilidad hay de que usted muera si tiene una convulsión"...
Qué dice ésto sobre uno?: Es evidente que si hay una emergencia y sos es el único en todo, la presión de ayudar aumenta masivamente. Te sentís al 100 por ciento responsable de lo que sucede. Sin embargo, cuando estás con otras 10 personas, Te sentís solo 10 por ciento responsable El problema es que el resto también se siente 10 por ciento responsable.
Esto arroja alguna luz sobre los ejemplos anteriores. Tal vez los conductores que estuvieron en torno a la mujer herida en el camino en aquella noticia, se habrían detenido si hubieran estado solos en una ruta desierta. Una vez más, tal vez sería aún más probable que abandone su puesto si supieran que nadie los está mirando (a diferencia de las personas en el experimento, que por lo menos sabían que había otras personas alrededor juzgando sus acciones).
O tal vez todo se reduce a cuán plausible podemos hacer una excusa para defendernos de la mirada del otro."Seguramente alguien va a llegar y va a salvar a la dama en el camino", decimos. O bien, "seguramente alguien más hará algo con el medio ambiente", o "En algun momento el tiburón se va a sentir lleno y dejará de comerse a ese tipo" Sólo necesitamos una excusa para no hacer nada.
#2. Experimento de la Prisión de Stanford (1971)
La idea: El psicólogo Philip Zimbardo quería saber cómo afectaba la cuestión de la autoridad en distintos sujetos en cautiverio. Suena bastante inocente. En serio, ¿qué podría ir mal?
Zimbardo transformó el sótano del Departamento de Psicología de la Universidad de Stanford en una prisión de mentira. Los sujetos se presentaron voluntariamente respondiendo a un anuncio en el diario y luego pasaban una prueba de salud y estabilidad mental, que son factores muy importantes para decidir quién iba a la cárcel... Estos voluntarios eran estudiantes universitarios varones, que fueron divididos arbitrariamente en 12 guardias y 12 presos. Zimbardo se decidió que quería jugar también, y eligió ser el propio Superintendente de la prisión. La simulación fue planeada para durar dos semanas.
No, nada podía salir mal con esto.
El resultado: No tomó mas que un día para que los sujetos se volvieran loco. Al segundo día, los presos organizaron un motín en el centro de detención falsa, levantando barricadas en sus celdas con sus camas y burlándose de los guardias. Los guardias vieron esto como una excusa muy buena para empezar a tirarles chorros con los extintores de fuego, porque claro, ¿por qué no?
A partir de ese momento, la cárcel de Stanford, que ya se había ido al infierno, continuó en ese mismo infierno día tras día. Algunos guardias comenzaron a obligar a los reclusos a dormir desnudos en el cemento, restringiendo el baño como un privilegio (uno que se les negaba a menudo). Obligaron a los presos a hacer ejercicios humillantes y se les hizo limpiar los baños con sus manos, sin guantes.
Increíblemente, cuando a los prisioneros se les dijo que había una posibilidad de libertad condicional, y luego se le negó la libertad condicional, no se les ocurrió simplemente pedir que se terminara el experimento.
Recordá que no tenían absolutamente ninguna razón legal para ser encarcelados, fue sólo un ejercicio de juego de rol. Este hecho se les escapó, y siguieron sentados desnudos en su propia suciedad, con bolsas sobre sus cabezas.
Más de 50 personas ajenas al experimento se habían detenido a observar la prisión, pero la moral de la prueba nunca fue cuestionada hasta que la novia de Zimbardo, Christina Maslach, se empezó a oponer enérgicamente. Después de sólo seis días, Zimbardo puso fin al experimento (varios de los guardias expresaron su decepción por esta elección) Si estaban a punto de aplaudir a Maslach, y tomarla como la única persona cuerda que participó en este jodido experimento, deben saber que finalmente se casó con Zimbardo, el hombre que orquestó todo.
Qué dice ésto sobre uno?: Alguna vez fuiste acosado por algun policía sin ninguna razon? La ciencia dice que si se inviertieran los papeles, es probable que actuaras de la misma manera.
Pues resulta, que por lo general es el temor a lo que vaya a pasar que nos mantiene alejados de torturar. Nos dan el poder absoluto sobre alguien y un cheque en blanco por parte de, segurmente terminaríamos haciendo cosas que jamas hubieramos pensado. Si esto mismo le pasó a un montón de hippies en la era de la Guerra de Vietnam, por qué corno no te puede pasar a vos???
#1. El experimento de Milgram (1961)

La idea: Cuando la persecución de los nazis se puso en marcha con los Juicios de Nuremberg, muchas de las excusas de los acusados parecían girar en torno a las ideas de, "yo no soy un mal tipo" y, "Oigan, sólo estaba siguiendo órdenes". El psicologo de la universidad de Yale, Stanley Milgram quería poner a prueba la voluntad de los sujetos a obedecer una figura de autoridad. Tal vez podría preguntarle a algunas personas? Ah no, eso no estaba ni un poco cerca.
En su lugar, realizó un experimento en que al sujeto se le dijo que era un profesor y que su trabajo era tomarle una prueba de memoria a otro sujeto, que se encuentra en otra habitación. Todo era falso y el otro sujeto era un actor.
Al sujeto se le dijo que siempre que el otro diera una respuesta incorrecta, tenía que apretar un botón que le daría una descarga eléctrica. Un tipo en una bata de laboratorio estaba allí para asegurarse de que lo hiciera (por supuesto no había ningún choque eléctrico, pero por supuesto, el sujeto no lo sabía)
Al sujeto se le dijo que los choques comenzaban a los 45 voltios y aumentarían con cada respuesta incorrecta. Cada vez que se pulsaba el botón, el actor en el otro extremo a gritaba y rogaba para que el sujeto se detuviera.
Entonces, adivinen que pasó?
El resultado: Muchos de los sujetos comenzaron a sentirse incómodos después de un cierto punto, y empezaban a cuestionar la continuación del experimento. Sin embargo, cada vez que el tipo de la bata de laboratorio les animaba a continuar, la mayoría de ellos lo hizo, subiendo el voltaje del shock después de choque, mientras la víctima gritaba. Muchos sujetos se reían nerviosamente, porque la risa es la mejor medicina cuando se bombean las corrientes eléctricas a través del cuerpo de otra persona... (que eran falsas, recordemos)
Finalmente, el actor comenzaría a golpear la pared que lo separaba del sujeto, alegando sobre su afección cardíaca...
Después de nuevas sacudidas, todos los sonidos de la habitación de la víctima cesan, indicando que estaba muerto o inconsciente. Si tuvieras que adivinar, ¿qué porcentaje de los sujetos mantuvieron la entrega de descargas después de ese punto?
Cinco por ciento? Diez?
Entre el 61 y el 66 por ciento de los sujetos que continuron con el experimento hasta que alcanzaron el máximo voltaje de 450, continuaron con la entrega de los choques a la víctima después de que las mismas habían llegado a la "inconciencia". Repetidos estudios mostraron el mismo resultado: Los sujetos, sin pensarlo, someterían al dolor a una persona inocente si un tipo con bata de laboratorio les dice que está bien.
La mayoría de los sujetos recién empezaría a oponerse pasando los 300-voltios. Ninguno pidió detener la prueba hasta antes de ese momento (tengamos en cuenta que 100 voltios son suficientes para matar a un hombre, en algunos casos).
Qué dice esto de uno?: Puede que nos guste imaginarnos como librepensadores, pero cuando se llega a esto, hay pocas posibilidades de no terminar haciendole caso a "El Jefe" por el miedo de que "El Jefe" nos pegue una patada en el culo... Y en el caso de este experimento "El Jefe" fue solo un tipo en una bata de laboratorio.. imagina si hubiera tenido un uniforme, o una insignia...
Charles Sheridan y Richard King realizaron esto pero avanzaron un paso mas: pidieron a los sujetos que les dieran shoks de voltios a un cachorro por cada respuesta incorrecta. A diferencia del experimento de Milgram, esta crisis era real. Exactamente 20 de los 26 sujetos fueron a la más alta tensión.
Casi el 80 por ciento. Imaginen, cuando van caminando por el shopping, Ocho de cada diez de esas personas que ves torturaría a un cachorro si un tipo con una bata se lo pidiera.
Los psicólogos saben que hay que tener cuidado a la hora de hurgar en la mente humana, ya que nunca se puede saber que se puede encontrar. Una serie de experimentos psicológicos en los últimos años han arrojado conclusiones aterradoras acerca de ésto.
Y no, no estamos hablando de algún psicópata que aparece de vez en cuando. No, estamos hablando de vos. Los experimentos hablan por sí solos:




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